La UE debería asumir el reto de condicionar al régimen cubano y presionar por pasos concretos en materia de respeto a los derechos humanos

Carta #16 de Movimiento San Isidro para la UE.

En #CartasdeCubaparaUE presentamos el siguiente texto que en un primer lugar expone la actual situación que vive la sociedad civil independiente, para luego establecer una serie de recomendaciones cómo y cuál debería ser el actuar de la UE dentro de sus relaciones con Cuba.

Movimiento San Isidro es una organización fundada en 2018, a raíz de la campaña contra el Decreto 349, el cual impone severas restricciones a la libertad de expresión de artistas a través de la criminalización del trabajo artístico no registrado. Movimiento San Isidro tiene como misión la protección de los derechos culturales y la salvaguarda del derecho inalienable a la libertad de expresión. Sus miembros fundadores: Luis Manuel Otero Alcántara, Amaury Pacheco del Monte y Michel Matos Alonso, han sido, en varias ocasiones, sometidos a detenciones arbitrarias y abuso por parte de las autoridades.

Recomendaciones al Parlamento Europeo, la Comisión de la Unión Europea, al Alto Representante para Asuntos Exteriores y a los Estados miembros

Antecedentes

En Cuba impera una dictadura totalitaria hace 60 años, tiene una economía paupérrima, una sociedad en constante huida migratoria y una crisis interna que va desde la economía y la política hasta la ética y la moral.

En los últimos años, la ciudadanía en la isla, pero también desde Estados Unidos, América Latina y Europa, pensaban que el sistema cubano dentro de las tímidas transformaciones que ha venido haciendo, iniciaría un proceso de aperturas, lento en el hacer, pero concreto en los resultados. Esto ha sido un desengaño inmenso.

El último año 2019 la represión por motivos políticos y económicos ha aumentado de manera alarmante, poniendo muy en duda que las políticas de apaciguamiento externas hayan provocado resultados concretos en materia de libertades civiles, culturales y políticas y el respeto a los Derechos Humanos.

Estas políticas fueron el resultado del cambio de estrategia bajo la administración Obama en EEUU, una marca que pondría a prueba la verdadera intención de cambio del gobierno cubano; así como la variación de la “posición común” adoptada por la Unión Europea.

En ambos casos pudo observarse cómo el gobierno comunista de la isla lo usó para obtener beneficios del tipo: integración a los mecanismos internacionales, obtención de créditos y prebendas de cooperación, mayor recepción de turistas, limpiar la imagen de país represor de las libertades civiles, etc. Sin embargo, estos cambios no trajeron resultados objetivos para la ciudadanía cubana, ni en materia de libertades civiles, ni con respecto a las libertades económicas que desde el gobierno cubano se anunciaron para la isla.

Actualmente, la sociedad cubana vive en depauperación, material y moral, con muy altos índices de corrupción, control casi absoluto de la información por parte del partido comunista, racionamiento de alimentos básicos, carencia de otros bienes, infraestructura urbana con alto grado de deterioro, agudos niveles de represión ciudadana en áreas como el periodismo independiente, el activismo prodemocrático y cultural y contra cualquier ciudadano común que exprese críticas abiertamente al sistema imperante.

Para ejercer la represión ciudadana el gobierno utiliza el sistema judicial como arma política, creando un conjunto de leyes, algunas preventivas (es decir, se acometen antes que se cometa delito alguno) y otras francamente violatorias de las normas internacionales y de los derechos humanos según Naciones Unidas.

La cultura, que es el foco de nuestro hacer y nuestra competencia, en sus diferentes manifestaciones está controlada por los aparatos administrativos del partido comunista, censurada cualquier manifestación contraria al fundamento fidelista “con la revolución todo, fuera de la revolución nada” (1961, “Palabras a los intelectuales”) y censurados, hostigados, expulsados de sus trabajos y muchas veces encarcelados aquellos artistas que realizan una obra o performance crítico, principalmente si se aborda en los espacios públicos, los cuales son eminentemente controlados bajo la consigna “las calles son de los revolucionarios”.

No sólo están bajo acoso intensificado los defensores de derechos humanos o activistas políticos, los negocios privados (la tímida apertura a la pequeña empresa) también han sufrido un aumento considerable de persecuciones, estos se manifiestan con el cierre directo de los negocios, incautación de los locales y vehículos, decomiso de las materias primas que utilizan, elevadísimos impuestos y multas y una red de inspectores altamente corrupta.

Todo esto es una realidad (injusta e insostenible) en la Cuba de hoy.

Por todo lo antes dicho, y mucho más que es imposible expresar en breves líneas, pasamos a hacer un conjunto de recomendaciones al Parlamento Europeo y a sus nuevos representantes electos.

Recomendaciones:

-La primera y más importante sería que el bloque europeo persistiera, e incluso presionara, por una completa democratización de Cuba.

El área de las libertades civiles, las libertades políticas y la libertad económica debería estar en el centro de la solicitud para un diálogo y una cooperación. Entendemos como concepto básico de democratización un respeto y acatamiento de los Pactos de Derechos Civiles y Políticos; Económicos, Sociales y Culturales que el gobierno cubano firmara en el año 2008. Entendemos como democratización el respeto íntegro e indivisible a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la que Cuba es igualmente signataria desde 1948. Una manera clara sería exhortar a las autoridades cubanas a la ratificación de los pactos que firmara en 2008.

-Europa y sus representantes deben entender que Cuba no es sinónimo de “gobierno cubano”, como pretende el Estado-Partido. Cuba la componen sus gentes y, por lo tanto, una multiplicidad de ideas y propuestas sociales. Europa debería trabajar y dialogar con todas las partes, una manera clara de hacerlo (ya empleada con anterioridad) es invitar a la sociedad civil independiente a los actos o fiestas nacionales en las respectivas embajadas europeas en la isla.

Igualmente, debe emprender programas de desarrollo que impliquen fondos para cooperación en áreas disímiles (sociedad civil, cultura, ecología, política, etc.) esto representaría un apoyo inestimable para el desarrollo de estas áreas desde los proyectos de la sociedad civil independiente. Consideremos que perfectamente podría mantener un diálogo con ambos lados de la ecuación cubana, gobierno y sus grupos leales y los grupos independientes con propuestas diferentes. Europa también podría fomentar programas de intercambio entre la sociedad civil independiente cubana y los diferentes estratos de la sociedad civil europea.

La UE conectar experiencias de los países excomunistas de Europa occidental con experiencias actuales que padecen los cubanos que trabajan por la democracia.

-El comercio y la actividad económica es uno de los temas más espinosos para la sociedad cubana, es política gubernamental mantener bajos niveles de ingresos en la sociedad cubana para de este modo conservar la dependencia paternalista hacia el Estado-partido por parte de la población.

Europa y los miembros de la Unión han negociado multitud de acuerdos con el gobierno, de ninguno de ellos se beneficia la gente común. ¿Sobre qué base ética los europeos u otros extranjeros pueden ganar dinero en suelo cubano cuando a los hombres y mujeres de la isla les está vedada esta misma actividad a macro escala? Eso es discriminación económica. Europa y sus empresarios deberían entender que en un futuro, un nuevo gobierno democrático podría tomar represalias hacia las empresas europeas asentadas en Cuba por contribuir a explotar la fuerza de trabajo cubana y por negarles derechos básicos (durante mucho tiempo, a los cubanos se les prohibía entrar a los hoteles, como ciudadanos de segunda, la cadena Meliá española sería un buen ejemplo).

Este cuestionamiento no pretende ser amenaza una sino una reflexión sobre la base del actual sentir popular. Este punto más que una recomendación, deviene una reflexión sobre lo insostenible del actual ordenamiento económico.

-El uso del lenguaje resulta una asignatura pendiente. Hace poco tiempo, Federica Mogherini, alta representante para Asuntos Exteriores, llamó al sistema cubano “una democracia de partido único“. Esto no sólo es un sinsentido en materia política contemporánea, es una afrenta a todos aquellos que ansían y trabajan para obtener libertades dentro del suelo cubano. Entendemos que, como parte de la diplomacia, un lenguaje hostil no es producente, sin embargo, el eufemismo diplomático que arropa a una dictadura ante el concierto de las naciones es desacertado y termina distanciando a la oposición de las políticas y sus representantes en la Unión Europea. Recomendaríamos, encarecidamente, mayor firmeza y claridad en el discurso político.

-Europa debería asumir el reto de condicionar al régimen cubano y presionar por pasos concretos en materia de respeto a los derechos humanos.

En los últimos meses, el gobierno cubano a arreciado la represión contra opositores, artistas críticos, periodistas independientes; además, impide de manera arbitraria y sin base legal la salida del país de cualquiera de estos sectores como castigo por su actividad. Si la Unión no se proyecta sobre esto, sólo está haciéndole el juego a un sistema harto injusto.

Europa puede condicionar la firma de acuerdos, así como la cooperación financiera, a consideración de que La Habana dé pasos concretos y visibles para el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales. Este tipo de gestos no sólo convertiría al bloque europeo en ideal aliado para los demócratas cubanos, sino también en paladín internacional en la defensa de la libertad y la democracia.

-La Unión Europea puede gestar programas académicos y de estudios, similares a becas o cursos de corta temporalidad, para potenciar un pensamiento alternativo y empoderar a líderes de la sociedad civil cubana. Igualmente, pudiera potenciar los intercambios artísticos y culturales, enfocando que artistas e intelectuales de la isla participen en eventos, exposiciones, intercambios, etc., en suelo Europeo. Esto ayudaría a elevar el perfil de obras y creadores, así como para permitir una interrelación de las ideas que sobre arte y activismo se han empleado en otros contextos históricos permeados por el totalitarismo.

Europa ha padecido regímenes opresivos en varios momentos de su historia contemporánea; los cubanos esperamos, vehementemente, su solidaridad y apoyo en el proceso de democratización de Cuba.

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