El gobierno cubano debe demostrar verdadera voluntad política y respeto al pueblo que supuestamente representa
Carta # 9 de Dimas C Castellanos Martí para la UE.
En #CartasdeCubaparaUE presentamos el siguiente texto que hace un breve recuento de la relación entre Cuba y la UE. De esta manera da respuesta al cómo y cuál deberían ser el enfoque, los objetivos y la cooperación de la UE hacia Cuba en el marco Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación.
Dimas Cecilio Castellanos Martí es un periodista independiente, licenciado en Ciencias Políticas y en Estudios Bíblicos y Teológicos. Fue profesor de Filosofía en la Universidad Agrícola, y además es autor de los libros ‘Cuba’ y ‘La revolución fracasada’. Actualmente es miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia.
Respuesta a la convocatoria de Civil Rights Defenders acerca del Acuerdo entre la Unión Europea y Cuba
El modelo político-económico cubano, basado en servicios “gratuitos” a cambio de las libertades fundamentales, es el causante del deterioro sufrido desde la economía hasta la cultura. La responsabilidad y los intereses contraídos por el Partido-Gobierno-Estado en seis décadas le impide marchar hacia la democratización. Por esa razón los esfuerzos realizados por la UE, por otros gobiernos y por diversas personalidades, no han tenido los efectos esperados:
–En 1996 la UE estableció la Posición Común para alentar un proceso de transición a una democracia pluralista y al respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, así como una recuperación sostenible y la mejora de las condiciones de vida del pueblo cubano. Cuba respondió con discursos acusatorios y agresivos contra la UE.
–En 2002, apremiado por la crisis, el gobierno cubano solicitó el ingreso al Acuerdo de Cotonou. Como ese acuerdo, de carácter vinculante, obliga al respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, 75 luchadores por la democracia encarcelados y el fusilamiento de tres jóvenes que intentaron huir de Cuba en una lancha en 2003, fueron suficientes para malograrlo.
–En 2008, ante el efecto de los huracanes que azotaron el país, el gobierno aceptó reiniciar el diálogo y las relaciones de cooperación interrumpidas desde 2003. Previamente, el ministro de Relaciones Exteriores, referido a la Comisión de Derechos Humanos, había dicho: “Si la UE se apartara de la votación estéril que genera enfrentamiento, Cuba estaría dispuesta a sentarse con la UE a acordar un programa… Cuba se sentiría en la deuda moral de acompañar la decisión europea. Firmaría el pacto de derechos económicos, sociales y culturales al día siguiente”. Es decir, la firma no respondería a ponerse en sintonía con las normas internacionales, sino a un chantaje político.
–En 2010, cuando España ocupaba la presidencia de la UE, Cuba prohibió la entrada al eurodiputado español Luis Yáñez y al mes siguiente, en huelga de hambre, murió el prisionero político Orlando Zapata Tamayo, lo que provocó una respuesta crítica de la UE.
–En 2014 el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de la UE autorizó a la Comisión Europea y a la Alta Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad a iniciar con Cuba negociaciones para iniciar un Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación. Cuba respondió que consideraría la invitación formulada de manera “respetuosa, constructiva y apegada a su soberanía e intereses nacionales”, lo que significa en su lenguaje: “no voy a cambiar nada” y nada cambió.
–En 2016 se firmó el Acuerdo y comenzó su aplicación provisional en 2017. De esa fecha a acá, nada esencial ha cambiado. La constitución aprobada en 2019 conserva al Partido Comunista como el único y como fuerza superior dirigente de la sociedad y del Estado. Las libertades permitidas quedan subordinadas a ejercerlas para defender el modelo totalitario, mientras los cubanos siguen impedidos de ser inversionistas en su propio país o de contratarse libremente como fuerza de trabajo.
–Por tanto, cualquier acuerdo debe exigir que las libertades y los derechos fundamentales, reconocidos por las Naciones Unidas, sean incorporados en la legislación cubana. La cooperación por la cooperación, al margen de esa exigencia, sólo servirá para prolongar la crisis interna y aumentar las penurias de los cubanos.
Desde esa visión, respondo a las preguntas de Civil Rights Defenders:
1- ¿Cuáles deberían ser los objetivos de la Unión Europea hacia Cuba durante la implementación del Acuerdo, y cómo se podría llegar ahí? Propuestas de pasos concretos, por ejemplo, objetivos de la Unión Europea hacia Cuba durante la implementación del Acuerdo.
Coadyuvar a que Cuba transite del Estado totalitario al Estado de Derecho, cuya efectividad pasa por transformaciones estructurales e implementación de los pactos internacionales de derechos humanos. De aceptarlo, el gobierno demostraría su voluntad para colocar los intereses de la nación por encima de su poder, pues, según reza en el preámbulo del Pacto Internacional de Derechos Políticos: “los altos ideales de libertad, justicia y paz se fundamentan en el reconocimiento de la dignidad y de los derechos iguales e inalienables inherente a todos los seres humanos y, por tanto, el goce de los mismos depende de la creación de las condiciones que permitan su disfrute”.
2- ¿Cómo debería relacionarse la Unión Europea y los Estados miembros con las entidades del gobierno cubano, sus agencias, instituciones, universidades y empresas, por ejemplo?
Basadas en el respeto por las libertades fundamentales, dirigidas a generar transformaciones estructurales, comenzando por las relaciones de propiedad y terminando por la observancia y el respeto a los derechos humanos. Ese debe ser el norte en las relaciones con el gobierno y con el entramado de instituciones subordinadas al mismo.
3- ¿Podrían lograr algo en la cooperación con ellos y cuáles son los riesgos de esa cooperación?
Sí, podrían; pero no pueden basarse en compromisos y discursos factibles de violar. Tienen que ser acuerdos vinculantes. Por ejemplo, cuando Cuba ocupaba la presidencia del Movimiento de Países No Alineados y había sido electa para integrar el Consejo de Derechos Humanos, el 10 de diciembre de 2007, por una razón de oportunismo coyuntural pero sin voluntad política real, el canciller cubano hizo pública la disposición de firmar los pactos internacionales. Lo hizo porque era imposible no hacerlo ante la responsabilidad contraída; pero no, Cuba no pasó de la declaración. Hoy los Pactos siguen esperando por su ratificación.
4- ¿Qué se podría lograr con una cooperación entre la Unión Europea y las organizaciones de la sociedad cubana, ligadas al gobierno y leales al Partido Comunista de Cuba? ¿Cuáles son los riesgos?
Esas organizaciones fueron creadas por Fidel Castro para el control de la sociedad. Las mismas no gozan de la menor independencia. Cualquier colaboración que se brinde por esas vías estará controlada por el Partido Comunista y utilizada para sus fines, como ha ocurrido hasta ahora. Los dirigentes de esas organizaciones: CDR, FMC, ANAP, CTC, UJC, FEU. FEEM y UPC, son miembros del Comité Central del Partido Comunista y constitucionalmente responden a él. También ocurre con otras llamadas “No Gubernamentales”, como las de escritores, de periodistas, de juristas, de pedagogos, etc. Por tanto, los riesgos son altos; lo que implica acuerdos y mecanismos para su control.
5- ¿Cómo podrían cooperar las instituciones de la Unión Europea con la sociedad civil cubana? ¿Y cómo podrían promover la cooperación entre esa sociedad civil cubana y la sociedad civil europea?
Estableciendo relaciones directas entre asociaciones de la sociedad civil de ambas partes sin control estatal ni limitaciones para viajar, como ocurre hoy. Por ello es necesario que el gobierno cubano acepte el establecimiento de esas relaciones. A pesar de la represión y las limitaciones, proyectos como Convivencia han logrado establecer vínculos con asociaciones académicas, incluyendo la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid. Aprovechar esa experiencia y defender el derecho de extenderlo al resto de la sociedad cubana debe ser parte de esa cooperación.
6- ¿Qué debería enfocar la Unión Europea en el diálogo político, en el diálogo sobre cooperación y en el sector del comercio con el gobierno cubano? ¿Cómo podría contribuir la sociedad civil cubana en el proceso de implementación de estas partes del Acuerdo?
En el diálogo político, a partir del carácter diverso de la sociedad cubana, la necesidad de que los movimientos políticos alternativos, de defensa de los derechos humanos, asociaciones sectoriales y otras, se les otorgue libertad de asociación, para lo cual se requiere de la ley correspondiente. En el comercio, el llamado trabajo por cuenta propia, que no es sino una forma primaria y limitada de propiedad privada, debe transformarse en pequeñas y medianas empresas privadas o cooperativas, con derecho a comerciar directa y libremente sus servicios o producciones tanto dentro como fuera de Cuba, sin pasar el comercio de monopolio controlado por el Estado y dirigido a ahogar su desarrollo. La sociedad civil cubana tiene mucho que aportar por su iniciativa, su preparación profesional y su capacidad emprendedora, lo que redundaría en aumento de la producción, de la productividad y de mejoría del pueblo. También lograr el derecho a la libre sindicalización y la libre contratación de la mano de obra, que la Ley de Inversiones incluya a los cubanos en igualdad de condiciones. Adicionalmente, pero no de menor importancia, coadyuvar a la formación cívica, para que los cubanos recuperen la condición de ciudadanos.
7- ¿Los gobiernos europeos que todavía no han ratificado el Acuerdo, lo deberían hacer o no?
Deberían hacerlo si el gobierno cubano demuestra verdadera voluntad política y por respeto al pueblo que supuestamente representa. Ello implica que, en la agenda del diálogo político, tienen que estar presentes la incorporación de Cuba a los pactos internacionales, la incorporación de los mismos a la actual legislación, así como la observancia de los mismos. De proceder en esa dirección, la UE contaría con una forma concreta de evaluación. Sin ese compromiso no habrá resultados positivos.
Dimas Castellanos Martí